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viernes, enero 27, 2006 

El poder de un niño

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Un solo niño me enseñó demasiado...

Oscar es un niño de 5 años. La primera vez que lo vi, me pareció como cualquier otro, tal vez un poco más desordenado que los demás. No le presté ninguna clase de atención. Al ver tantos niños de la misma edad juntos todos se me hacían iguales y los únicos que lograban resaltar eran los niños con alguna capacidad especial o aquellos que eran especialmente 'bonitos'. Pero Oscar no destacó ante mis ojos.

Tiempo después me enteré de que Oscar tenía un problema con su oído lo que había repercutido directamente en su lenguaje. Cierto día me tocó llevar a los niños a la dirección para entretenerlos un rato porque la maestra estaba en junta. La directora les repartió rompecabezas, algunos bastante difíciles. Los niños se desesperaban al no poder armarlos y me pedían ayuda, que en más de una ocasión fui incapaz de darles porque estaban demasiado difíciles. Mi sorpresa fue al ver que Oscar los podía armar todos sin ningún problema, muy orgulloso nos enseñaba y ayudaba a los demás.

Poco a poco me fui fijando más en Oscar y vi en sus ojos un brillo especial. Raro era ver a Oscar sin una gran sonrisa en la cara, cuando llevaba algo de comer, siempre lo compartía. Eso sí, en clase era demasiado inquieto, y cuando le pedían que escribiera algo, se frustraba porque no podía. Yo creo que de tanto que le decían que era incapaz de hacer las cosas, el niño ya se lo estaba creyendo. Así que una vez que la maestra no estaba, les puse una actividad de pegar unos barcos del más grande al más pequeño. Ala mayoría le costaba trrabajo, pero a Oscar no. Lo halagué y me dedicó una de sus gigantes sonrisas.

Ese niño me ha enseñado mucho, cuántas veces no me frustré por algo. Cuántas veces no compartí lo poco que tenía, o cuántas veces andaba con el ceño fruncido por una tontería. Oscar sonreía. Una vez, que no fue su mejor amigo a la escuela, a la hora del recreo Oscar andaba solo y me dijo: "No vino Denis, no tengo con quien jugar". Yo tenía que vigilar a los niños así que no podía dedicarle tanta atención. Al poco rato, Oscar andaba feliz con otro niño. Es esa inocencia lo que me cautivó en Oscar, aquellas ganas de reír aún cuando las cosas no salen como desea.