El fin de mi servicio
El martes de la semana pasada terminé mi servicio en el kinder. Sin embargo, las maestras nos pidieron (a mí y a mis amigas que también hacen servicio ahí) que fuéramos el viernes, cosa que hicimos. Nos llevamos una grata sorpresa al descubrir que los niños nos habían hecho algunos regalos y las maestras nos habían preparado un convivio. Pude comprobar que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde; pues justamente el miércoles comencé mis prácticas en un despacho contable. ¡Es exactamente lo opuesto a mi servicio! En el kinder la calidez de los niños era algo que atrapaba, absorbía. En el despacho lo que absorbe son los números. Me gusta la contabilidad, pero no es lo mío. En las prácticas apenas y tengo oportunidad de estar de pie, pues la mayor parte del tiempo me encuentro sentada capturando datos. A mi siempre me ha gustado el olor que despide una biblioteca, el olor de cientos de libros que esperan a ser leídos, el olor de una vida, de una historia. En el despacho se puede percibir el olor del papel, pero es distinto. Ahí es el olor de los negocios, del trabajo que espera impacientemente a ser terminado. Creo que extrañaré el kinder, aunque regresaré pues no alcancé a despedirme de Oscar. De cualquier manera, tendré que terminar mis prácticas. |